Al realizar nuestros futuros trabajos, iniciaremos siempre con el dibujo de bocetos a mano alzada. Cuando se nos pide que diseñemos y solucionemos la configuración de un espacio, lo más recomendable es proyectar esquemas rápidos que contengan una idea distinta. Estos diagramas no tienen que ser perfectos, pero si deben estructurar algún criterio o concepto en particular. La relación entre el pensamiento y el dibujo es crucial, ya que el ejercicio que estamos ejerciendo se reduce a "pensar dibujando". Los siguientes son ejemplos que ilustran bocetos realizados para el diseño de ciertos espacios internos en una vivienda.

Como muestran las fotos, los trazos a mano alzada no son totalmente rectilíneos pero están cargados de mucha expresión. Son esquemas concretos y concisos que carecen de detalles para facilitar una comprensión global de la idea del diseño. Por esto, es apropiado realizar los bocetos con marcadores o lápices blandos que permitan un trazo grueso.
También se muestra una intención de proporcionar lo que se dibuja. Siendo así, los elementos de cerramiento y el espacio comprendido al interior de estos son los que determinarán la escala visual al momento de dibujar. Podemos ayudarnos con guías que nos orienten y dividan el dibujo a través de una cuadrícula, asignándole a cada cuadro unas dimensiones apreciativas ajustadas al dibujo.

Sobre estos bocetos pueden establecerse relaciones de circulación, acceso, zonificación, vistas, iluminación, etc... si el esquema no pierde su simplicidad que lo debe caracterizar. Por otro lado, el material ideal en donde se dibujen bocetos debe ser de propiedades transparentes para facilitar la superposición de los dibujos. No obstante, un papel opaco es útil también sólo que aísla e individualiza los dibujos.
A medida que se practica constantemente el dibujo de bocetos como paso inicial en el proceso de diseño, mayor rapidez y agilidad se adquiere. La meta es llegar a dibujar en poco tiempo el mayor número de bocetos posibles. Como cada uno nos brinda una solución o idea distinta, más amplia es la gama de planteamientos que se pueden conseguir. Así, se escogen las soluciones y los esquemas más apropiados que serán incluidos en el diseño.
Los bocetos son de gran ayuda, y a mi parecer no deben de ser botados hasta la consecución final de un proyecto (que esté totalmente construido). En cualquier etapa de un proyecto pueden ser útiles. Si nos desviamos o perdemos un poco el rumbo del proyecto, el boceto será quien nos recuerde el por qué de muchas acciones en nuestra obra.
También se muestra una intención de proporcionar lo que se dibuja. Siendo así, los elementos de cerramiento y el espacio comprendido al interior de estos son los que determinarán la escala visual al momento de dibujar. Podemos ayudarnos con guías que nos orienten y dividan el dibujo a través de una cuadrícula, asignándole a cada cuadro unas dimensiones apreciativas ajustadas al dibujo.
Sobre estos bocetos pueden establecerse relaciones de circulación, acceso, zonificación, vistas, iluminación, etc... si el esquema no pierde su simplicidad que lo debe caracterizar. Por otro lado, el material ideal en donde se dibujen bocetos debe ser de propiedades transparentes para facilitar la superposición de los dibujos. No obstante, un papel opaco es útil también sólo que aísla e individualiza los dibujos.
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